Ruta del Patrimonio de la Humanidad de Ibiza

Las siguientes visitas conforman una ruta cultural en familia que os descubrirá muchas historias y curiosidades sobre la isla. Un auténtico viaje de vértigo en el tiempo que comienza hace más de 100.000 años con el organismo más longevo del planeta y finaliza en el siglo XVI con una ciudadela cuyo diseño cruzará el Atlántico. ¿Estáis preparados para iniciar el recorrido por el Patrimonio de la Humanidad de Ibiza?
En 2024 se cumplieron 25 años desde que la Unesco incluyó cuatro enclaves de la isla dentro del listado del Patrimonio de la Humanidad bajo el sitio denominado “Eivissa, biodiversidad y cultura”. Los espacios que este organismo de Naciones Unidas quiso proteger y poner en valor son los siguientes: la pradera de posidonia que se extiende entre Ibiza y Formentera, el poblado fenicio de Sa Caleta, la necrópolis del Puig des Molins y la ciudadela que corona la capital de la isla (Dalt Vila).
Ya sea en los meses estivales o en temporada baja, este plan con hijos en Ibiza se puede combinar con otras experiencias, como actividades acuáticas, chapuzones en calas próximas o visitas teatralizadas de interés tanto para niños como adultos. Complementos divertidos a las paradas que conforman la ruta, la cual se puede realizar durante todo el año, aunque si la recorres en verano te recomendamos que evitéis las horas de mayor calor, especialmente si vais con niños pequeños.
La ruta, parada a parada
El siguiente recorrido es una propuesta organizada por proximidad, pero podéis adaptar el orden de las paradas según os venga mejor a vuestros planes: podéis hacer toda la ruta en un mismo día o, por ejemplo, dividirlo en dos días para dar espacio a otras actividades lúdicas para los niños.
Parada #1: Necrópolis Es Puig des Molins
La ruta comienza en la ciudad de Ibiza, cerca de Dalt Vila, en la colina donde se sitúa la necrópolis púnico-fenicia mayor y mejor conservada del Mediterráneo Occidental: Es Puig des Molins. Su nombre deriva de numerosos molinos de viento que dominaron su cima desde al menos el siglo XV, de los cuales hoy sólo quedan algunos de ellos en pie.
El yacimiento se extiende a lo largo de cinco hectáreas y cuenta con más de 3.000 tumbas talladas en la roca desde mediados del siglo VII al I a.C., de las cuales unas 300 son visibles desde el exterior. Iniciado por los fenicios, los fundadores de Ibiza, la necrópolis es un valioso legado que nos habla del destacado papel desempeñado por la isla en la economía del Mediterráneo en la Antigüedad.
Podréis visitar algunas de estas sepulturas y el museo de la necrópolis, con una colección permanente de objetos fenicios, púnicos y romanos, además de aprender curiosidades de sus antiguos moradores.
El consejo: apuntaros a las visitas teatralizadas que se organizan periódicamente y consultad el programa de actividades infantiles del MAEF. Encontraréis propuestas muy interesantes, como los talleres “Al museo en familia” o el “Taller de arqueología de verano”, que se celebran en Es Porxet, una casa payesa del siglo XVI localizada en el mismo recinto del museo. Más información.
Parada #2: Dalt Vila
Y de la Antigüedad saltáis al siglo XVI para conocer la ciudadela de Ibiza, una extraordinaria muestra de arquitectura militar renacentista reconocida por la Unesco por haber ejercido una gran influencia en la concepción de las fortificaciones de los asentamientos españoles en el Nuevo Mundo. Pasear por sus murallas es hacerlo por las mismas fortificaciones que se levantaron por orden del rey Felipe II, pues éstas se mantienen intactas. Así, es muy sencillo imaginarse a los vigías haciendo la ronda en busca de piratas en el horizonte del mar o a los soldados preparándose para defender la ciudadela de los ataques inmediatos.
Los diversos paneles informativos que encontraréis por vuestro paseo por las murallas os servirán de excelentes guías para conocer curiosidades sobre la construcción de la ciudadela y las innovaciones diseñadas por el ingeniero Giovanni Battista Calvi; los conflictos y amenazas presentes en el Mediterráneo Occidental durante el siglo XVI, cómo eran los métodos defensivos de la época y mucho más. En los baluartes tematizados de Sant Pere y Sant Jaume, niños y adultos podréis probaros cascos y armaduras, sostener en vuestras manos mosquetes y espadas, ver balas de cañón… Y cuando volváis al camino de ronda, la imaginación seguirá activa buscando señales de humo en las lejanas torres vigía de sa Sal Rossa, en Playa d’en Bossa y, más al sur, en la de Ses Portes.
El consejo: al caer la tarde, sumaros a una visita teatralizada por las calles de Dalt Vila. ¡Os contarán leyendas, anécdotas históricas y fabulosas historias vividas en la Ibiza de antaño! Organizadas por el Ayuntamiento de Ibiza, se ofrecen en varios idiomas. Consultad horarios y reservas aquí.
Parada #3: la pradera de posidonia oceánica
La tercera parada de la ruta nos lleva a las dos playas del parque natural de Ses Salines: Es Cavallet y Ses Salines. Ambas son un excelente ejemplo de arenales y sistemas dunares cuya conservación se debe a la influencia de la posidonia oceánica, una planta marina endémica en el Mediterráneo. La pradera existente entre Ibiza y Formentera fue incluida también en 1999 dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por su alto valor natural. Extendida a lo largo del canal que separa Ibiza y Formentera, además de ser la más grande del mundo, es también el ser vivo más antiguo de la biosfera. ¿Podéis imaginaros nadar cerca de un organismo con más de 100.000 años de vida que crece a un ritmo tan lento de entre sólo 1 y 2 cm al año?
Más allá de estas cifras tan impresionantes, el valor de la posidonia oceánica como especie y ecosistema son los siguientes: depura y oxigena las aguas, absorbe ingentes cantidades de carbono, ofrece protección y alimento a numerosas especies marinas y amortigua la erosión del mar sobre la costa gracias a ser un verdadero arrecife marino que posibilita sistemas dunares y aguas cristalinas. Y una vez sus tallos muertos llegan a la orilla, éstos se acumulan formando barreras contra la erosión de los temporales de invierno y quedan enterrados bajo la arena asentando la playa.
Un consejo: consulta la web del Parque Natural de Ses Salines para conocer las excursiones marítimas y litorales ofrecidas por el equipo de educación ambiental.
Parada #4: Poblado de sa Caleta
Y con este enclave, situado a pocos kilómetros del Parque Natural de Ses Salines, la ruta -y vosotros con ella- volveréis a los tiempos de los fenicios. A pocos metros de la playa de Es Bol Nou, también conocida como Sa Caleta, encontraréis las ruinas de un asentamiento habitado en el siglo VII a.C. Se estima que el poblado fue abandonado unos 50 años más tarde de forma planificada y pacífica, muy posiblemente para fundar una nueva ciudad en un enclave más favorable: la bahía de Ibiza.
Imaginarse la vida de los fenicios en esta pequeña península es un estímulo para la imaginación de niños y adultos, una tarea a realizar a partir de lo que muestra el yacimiento: el dibujo de las calles, plazas y viviendas; una plataforma de un horno comunal de pan y restos de lo que posiblemente fueran hornos metalúrgicos. Si seguís el camino que lleva al yacimiento, llegaréis a un pequeño puerto natural que fue utilizado por los fenicios. En la actualidad, es uno de los mejores conjuntos de casetas varadero de Ibiza, declarado Bien de Interés Cultural.
Un consejo: en los meses de verano, podéis combinar esta visita con una ruta por las calas y playas del sur de Ibiza.