La luz, el color y las costumbres ancestrales de la isla cautivaron al pintor catalán Laureà Barrau i Buñol cuando llegó a Ibiza por primera vez en el año 1912. Desde entonces, regresó en varias ocasiones hasta que en los años 30 se mudó a Santa Eulària junto a su mujer, donde permaneció hasta su muerte en 1957. En esta sala dedicada a su obra, podréis asomaros a los paisajes ibicencos de antaño y a los personajes del pueblo que retrató. Con un estilo influenciado por el historicismo, eclecticismo y naturalismo, su obra resulta accesible también para niños, quienes encuentran en sus obras una ventana al pasado ibicenco.